Harvest 2002
Cosecha 2002
Las 55.545 hectáreas de viñedo productivas en la D.O. Calificada Rioja en la vendimia 2002 ofrecieron un volumen de cosecha de 284,2 millones de kgs. de uva, un 22,6% inferior al del 2001, que se convirtieron en 203,17 millones de litros de vino elaborados, de los cuales han resultado finalmente calificados 195, 23 millones de litros. El volumen de cosecha obtenido representó un rendimiento medio por hectárea de 5.118 kgs., el más bajo de las últimas 10 cosechas, lo que significa un importante descenso del 24,43% respecto al año anterior. Los datos confirmaron los pronósticos realizados antes de la vendimia por los Servicios Técnicos del Consejo Regulador, que anunciaban una reducción significativa de las expectativas de producción respecto a la anterior cosecha y advertían de la dificultad que entrañaba realizar previsiones en un año en que los viñedos presentaban una gran desigualdad por la irregular climatología que acompañó la evolución del ciclo vegetativo, con incidencia de factores climatológicos como la sequía y bajas temperaturas, que provocaron una brotación y cuajado irregulares, afectando de forma diferente por zonas y variedades.
Las temperaturas del mes de diciembre de 2001, de hasta 15 grados bajo cero, probablemente afectaron a la fisiología de la planta y fueron causantes de las disfunciones observadas en la brotación y posterior desarrollo del ciclo vegetativo. Asimismo, la sequía del otoño-invierno se sumó a la sequía que padeció el viñedo durante toda la campaña anterior y que dejó disminuidas las reservas hídricas de la planta. La conjunción de estos factores originó una brotación débil e irregular, principalmente en la variedad Tempranillo, con un menor número de racimos en general y de un tamaño más reducido, sobre todo en viñedos situados en secano. La variedad Garnacha fue la excepción, probablemente por tener mayor resistencia a situaciones adversas, y presentó una gran fertilidad. A estos factores se les añadieron las heladas del 5 y 16 de abril, que afectaron a una parte de la denominación, con daños importantes y desigualmente repartidos en función del estado vegetativo. Aunque la recuperación vegetativa de los viñedos afectados por la helada fue buena después de las lluvias de primavera y principio del verano, la recuperación productiva fue escasa en general. Por último, otro factor que condicionó la merma de cosecha en 2002 fue el bajo e irregular porcentaje de cuajado, tanto en la variedad garnacha, algo que resulta habitual, como en el tempranillo, que normalmente no acusa este problema. Respecto al estado sanitario del viñedo puede afirmarse que fue bueno en general durante todo el ciclo para todas las variedades de uva, aspecto significativo desde el punto de vista de la calidad final del fruto. Los meses de verano añadieron incertidumbre al desarrollo del ciclo con una climatología anómala. Sobre todo en Rioja Alta y Alavesa las lluvias fueron superiores a lo normal, lo que mejoró la situación vegetativa del viñedo y las expectativas productivas, pero las bayas aumentaron excesivamente de volumen y se produjeron roturas que indujeron al desarrollo de los primeros focos de botrytis.
La vendimia se inició el 4 de septiembre de 2002 puntualmente en una explotación de Aldeanueva de Ebro – Alfaro con rendimientos similares al año anterior y buen tiempo en general, que permitió una adecuada evolución de la maduración, aunque desigual, lo que exigió un desarrollo escalonado de las tareas de vendimia, que se prolongaron durante dos meses hasta concluir el 30 de octubre en la localidad riojalteña de Villalba. Según avanzaba la vendimia en las tres subzonas, las lluvias intermitentes favorecieron varios ataques de botrytis que, aunque se iban secando y la uva presentaba un estado sanitario aceptable a su entrada en bodega, provocaron que los rendimientos fueran cada vez menores por la desecación de las bayas. Así, mientras algunas localidades como Aldeanueva o Calahorra obtenían rendimientos similares a los de la anterior cosecha, otras localidades presentaban desviaciones por encima de la media, como es el caso de Uruñuela y San Asensio con un 60% menos de cosecha que en el 2001, Cenicero con un 51%, Alcanadre con un 48%, o Labastida con un 34%.
Como cabía esperar tras un ciclo tan atípico y dada la heterogeneidad del fruto recogido, las incertidumbres continuaron respecto a la evolución de los mostos durante las fermentaciones, poniendo a prueba la capacidad tecnológica de las bodegas, así como la experiencia y conocimientos de los enólogos riojanos. El Pleno del Consejo Regulador de la D.O. Ca. Rioja decidió valorar como “BUENA” la añada 2002 a la vista de los resultados obtenidos del proceso de calificación analítica y organoléptica que debieron superar los vinos elaborados para obtener el derecho a la Denominación de Origen Calificada Rioja. Esta valoración general confirma los comentarios que el propio Consejo Regulador realizó tras la vendimia sobre la calidad heterogénea que presentaba la uva del 2002, así como las impresiones manifestadas por los técnicos del sector vitivinícola tras la elaboración de los vinos respecto a las perspectivas de evolución en crianza de los mismos. Estas incertidumbres se plasmaban finalmente en la obtención de excelentes vinos, bien estructurados y muy bien dotados para el envejecimiento, tan buenos como los de la cosecha 2001, mientras que otra parte significativa de la cosecha no ha alcanzado tales expectativas.