Encontrando
el norte

En la orilla noreste del río Ebro, extendiéndose en algo más de 300 km2 del sur de Álava, se encuentra Rioja Alavesa. Este mar de viñedos aúna bodegas y cosecheros históricos y arquitectura innovadora en un paraje único.

Rioja Alavesa es un referente internacional en enoturismo en la que descubrir desde monumentos megalíticos y yacimientos de la Edad de Bronce, o paisajes de viñedos salpicados por pueblos medievales, hasta bodegas de diseño con los últimos avances en innovación vitivinícola.

Bodegas 227
Municipios 18
Viñedos 14.571
Ha. de viñedo 13.178
Temperatura media -03º/15º
Precipitaciones 200/400 L
Sus viñedos se sitúan en terrazas o pequeñas parcelas.

Se ven afectados de forma particular por el clima atlántico, seco y soleado, así como por la Sierra de Cantabria, que los protege del frío y la humedad del cantábrico. Sobre esta sierra se da el efecto Fohen, que crea una nube densa sobre la montaña y un viento favorable para estos viñedos que mayormente tienen orientación sur. Todo ello da lugar a unos vinos con aromas propios y únicos que representan a la perfección los valores de esta tierra.

Los suelos en los que se asientan los viñedos son en un 95% arcillo-calcáreos.

El clima atlántico de Rioja Alavesa, situada más al norte, aporta más humedad a sus terruños y temperaturas generalmente más frías que en las otras dos zonas de Rioja, tanto en verano como en invierno.

Alta cantidad de calcio que influye en la salud de la vid y favorece los vinos con “cuerpo”.

Al ser un suelo pobre en materia orgánica favorece la fuerza en el crecimiento de las cepas, otorga mayor calidad al vino y es ideal para cultivar la variedad de uva Tempranillo.

Arcillo calcáreos