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8 de noviembre de 2023 7 minutos

Crianza en Roble: El Sello Distintivo de los Vinos de Rioja

Desde la Segunda Mitad del Siglo XIX, la Crianza en Roble se ha convertido en el sello distintivo de los vinos de la D.O.Ca. Rioja. Es un proceso que infunde una personalidad única. Pero, ¿qué hace que la crianza en roble sea tan especial en Rioja?

Crianza en roble: Una Tradición Arraigada en el Tiempo

Fue a mediados del siglo XIX cuando la crianza en roble se asentó definitivamente en Rioja gracias al impulso de visionarios bodegueros como Camilo Hurtado de Amézaga, Luciano de Murrieta, Rafael López de Heredia y Eusebio Real de Asúa. Estos nombres, ligados a bodegas centenarias, no sólo conocían las técnicas bordelesas, sino que también contrataron enólogos franceses, en una época en que los viñedos franceses sufrían la devastación de la filoxera.

A través de un adecuado proceso de crianza, en el que la madera de roble juega un papel decisivo, el vino de Rioja experimenta una evolución que exalta sus virtudes y le confiere nuevas características especiales.

La madera de roble cede sus aromas y taninos dotándolo de complejidad y carácter. Desde notas de vainilla hasta elegantes toques de coco. Además, la microoxigenación en las barricas suaviza los taninos, dotándolos de una textura sedosa y refinada.

La Influencia del Tipo de Roble

Cada tipo de roble aporta su propio carácter al vino. Aunque el roble americano ha dominado en Rioja, las bodegas están adoptando cada vez más barricas de roble francés y, más recientemente, roble norte-europeo.

  • Roble Americano
    El roble americano pertenece a la especie Quercus alba o roble blanco, que crece en los bosques del medio oeste estadounidense. Es una especie de veta fina, adecuada para la crianza de vinos, y tiene el nivel más bajo de taninos de las distintas especies de roble, pero es especialmente rico en aldehídos y lactonas, que prestan a los vinos aromas de vainilla y coco respectivamente.
  • Roble Francés
    Aunque normalmente se hace referencia al roble francés, en realidad hay dos tipos diferentes de roble cultivados en Francia.
    El Quercus robur se utiliza principalmente para el envejecimiento de aguardientes y Armagnac. Éste es un tipo de roble muy poroso, de veta ancha, lo que permite un mayor grado de evaporación y oxidación. Aporta altos niveles de taninos y sus aromas traen recuerdos a almendras tostadas y caramelo.
    El Quercus sessilis, se cultiva en los bosques de Allier, Nevers y Tronçais. Este tipo de roble tiene una veta más fina que el roble de Limousin y tiene menos taninos; por ello, se prefiere para la producción de vino; aporta notas aromáticas que tienden hacia especias y humo.
  • Roble Norte-Europeo
    El roble norte-europeo, más cercano en características al roble francés que al americano.

Independientemente del origen, el reglamento de la D.O.Ca. Rioja establece que todas las barricas deben ser bordelesas de 225 litros.

Las bodegas de Rioja, con su destreza y pasión, continúan explorando y creando, ofreciendo al mundo vinos que son testimonios de la armonía entre la tradición y la innovación.

¿Cuál es tu elección? ¿El americano, el francés o el norte-europeo? Cada uno de ellos es una invitación a un viaje sensorial único, una experiencia única.

La Magia de la Crianza en Botella

Tras la crianza en barrica y la suave oxidación recibida por el vino, los compuestos aromáticos aumentan en complejidad e intensidad gracias al ambiente reductor (en ausencia de oxígeno) que proporciona al vino la crianza en botella. Las botellas se colocan horizontales y se mantienen a una temperatura constante de entre 10ºC y 15ºC.

Con el tiempo, la fruta primaria da paso a un paladar más sabroso, en el que aumenta la complejidad. El vino se vuelve más redondeado y armonioso, los taninos se suavizan y se desarrolla una típica textura aterciopelada. Al mismo tiempo, el color se transforma del granate al rubí brillante o incluso al rojo ladrillo.

Como si cada botella contuviera una historia en constante evolución, esperando a ser desvelada. Con el paso de los años, algunos pueden desarrollar sedimentos, pequeños tesoros que recuerdan el tiempo que ha pasado desde su crianza. En esos momentos, la decantación se convierte en un ritual, preparando el vino para revelar sus secretos más profundos.

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