Rioja Alavesa: vinos con acento propio

Vino y piedra: la historia escrita en calados y lagares

En la orilla noreste del río Ebro, extendiéndose en algo más de 300 km2 del sur de Álava, se encuentra Rioja Alavesa. Este mar de viñedos aúna bodegas y cosecheros históricos y arquitectura innovadora en un paraje único.

Rioja Alavesa es un referente internacional en enoturismo en la que descubrir desde monumentos megalíticos y yacimientos de la Edad de Bronce, o paisajes de viñedos salpicados por pueblos medievales, hasta bodegas de diseño con los últimos avances en innovación vitivinícola.

Bodegas 236
Municipios 18
Viñedos 14.571
Ha. de viñedo 13.178
Temperatura media -03º/15º
Precipitaciones 200/400 L

En Rioja Alavesa, los viñedos se sitúan en terrazas o pequeñas parcelas

Se ven afectados de forma particular por el clima atlántico, seco y soleado, así como por la Sierra de Cantabria, que los protege del frío y la humedad del cantábrico. Sobre esta sierra se da el efecto Fohen, que crea una nube densa sobre la montaña y un viento favorable para estos viñedos que mayormente tienen orientación sur. Todo ello da lugar a unos vinos con aromas propios y únicos que representan a la perfección los valores de esta tierra.

Los suelos en los que se asientan los viñedos son en un 95% arcillo-calcáreos.

El clima atlántico de Rioja Alavesa, situada más al norte, aporta más humedad a sus terruños y temperaturas generalmente más frías que en las otras dos zonas de Rioja, tanto en verano como en invierno.

Alta cantidad de calcio que influye en la salud de la vid y favorece los vinos con “cuerpo”.

Al ser un suelo pobre en materia orgánica favorece la fuerza en el crecimiento de las cepas, otorga mayor calidad al vino y es ideal para cultivar la variedad de uva Tempranillo.

Arcillo calcáreos

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