Bodega Miguel Merino

Nuestro padre comenzó su carrera como exportador de vinos, le surgió la ilusión de tener una pequeña bodega donde elaborar unos litros de vino de la mejor calidad posible. Briones, en la Rioja Alta, con viñas muy viejas de Tempranillo, suelos calizos y clima con marcada influencia atlántica, ofrecía todo lo que buscaba para establecer nuestra bodega familiar. Con el paso del tiempo yo, Miguel hijo, y mi mujer, Érika, nos unimos al proyecto para darle continuidad.

Ahora, a pesar de nuestro tamaño y corta historia —elaboramos por primera vez en la añada de 1994— nuestros vinos se han situado entre los más prestigiosos de España y ya exportamos a más de treinta países. Este desarrollo nos estimula a crecer no en producción, sino en el perfeccionamiento de nuestro estilo; a seguir aprendiendo a interpretar cada cepa y cada barrica. A seguir disfrutando de hacer vino.

Nuestro tamaño nos permite controlar minuciosamente cada paso de la elaboración y crianza de nuestros vinos, y es perfecto para observar y comprender todo el proceso de la creación del vino, desde la viña hasta el embotellado.

Actualmente elaboramos vinos con dos enfoques distintos. Mantenemos nuestra línea de clásicos, donde incluimos nuestros Gran Reserva y Reservas, y una línea de vinos muy ligados a la viña como son nuestros parcelarios.